Estos hombros en diagonal, como una balanza mal
calibrada. No he escrito en mucho tiempo, las palabras están amontonadas dentro
de mi cuerpo e impiden la circulación de sustancias entre los tejidos. La respiración
bloqueada; los músculos, de por sí poco elásticos y renuentes al movimiento, no
hallan espacio para echarse a dormir, infestados de fragmentos de pesadillas,
pensamientos al borde de la crisis, rabietas, raptos de esquizofrenia, larvas en
aquellas palabras que no lograron gestarse y permanecieron en un punto muerto. Pus.
No sé, tal vez este zumbido ronco, esta agudeza, este chirrido exasperante al interior de mi cráneo se deba al montón de palabras echadas una sobre otra sin orden
siquiera aparente. Ha de ser el ruido de todo lo que estuvo a punto de... ideas fallidas o nunca expresadas, referencias enquistadas en las
cuerdas vocales, aire coagulado en las arterias sin poder proferirse, tomar
voz, hacerse cargo de un trozo de ficción. Estoy enfrascado: palabras
fracturadas, semas, morfemas, lexemas, sinalefas, puntos y coma embodegados,
saturando las venas y los nervios, nublando la vista, echando sus pestes y sus
nada deplorables maldiciones...
M 26 11 17
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